«Hondo nada / y nada hay en lo hondo». Estos versos de Ya no hay extrañeza recogen bien la nomenclatura de imágenes que recorre la nueva apuesta poética de Gegman Lee. Estamos ante una poesía que se regodea en sus rituales votivos. Por la insistencia en lo perdido que de algún modo siempre está, así como en la certeza de la futilidad del lenguaje para dar cuenta de dicha paradoja, estos textos remiten a la definición de la poesía como «actividad incruenta» y de una «ambición desmesurada», al decir de Emilio Adolfo Westphalen. -PhD. Néstor Rodríguez