
La soledad, una de las mayores del milenio, se percibe como una falta, desear a otro por pensar que puede dar lo que nunca se ha tenido. Exigencia imposible, según Lacan y sus seguidores, ya que nadie, precisamente por esta carencia extendida, puede dar lo que, paradójicamente, no tiene. Para tratar la herida, los comentaristas de lo imposible apuntan con atinada urticación: "Amar es dar lo que no se tiene a quien no lo quiere".
Estos temas son tratados magistralmente por una de las figuras principales del teatro puertorriqueño actual.