En junio de 1999, la joven estudiante puertorriqueña, Rosa de la Cruz Román, fue secuestrada en Barranquilla, Colombia. Se encontraba cursando su último año de terapia física en el semestre donde ejercía la práctica de su concentración académica. Se incorporaba de esta manera a las estadísticas acumuladas por el estado colombiano en la cual se cuentan por miles los ciudadanos que son plagiados en un conflicto político y militar que dura ya más de treinta años.