¿Y quién dice que no a un viaje a las montañas de Puerto Rico para descansar de la ciudad y hasta refrescarse en el río? Los primos de este relato añoraban reencontrarse en un campo de Medianía cada verano. La casona de los abuelos era el punto de encuentro y, a partir de la llegada, la rutina se iba de vacaciones:
Cada instante era distinto./ No había monotonía/ ni ocio ni aburrimiento/ ni un día era igual a otro día.
Un verano en Medianía nos cuenta cómo era la convivencia en un familión con primos, tíos, abuelos y hasta mascota cuando llegaban los meses de junio y julio. La historia que narra la autora, Georgina Lázaro León, podría ser perfectamente la de cualquiera de nosotros. Está llena de alegrías y nostalgia, porque nos recuerda que la familia es el centro del amor y la diversión.