Shaun Prescott es uno de los autores revelación de la nueva literatura australiana: un relato alegórico y mordaz sobre la desaparición de los pueblos.
Una novela que se desliza entre Kafka y Calvino para indagar en las consecuencias del olvido y la indiferencia.
«Cuando estás en ciertos pueblos, el resto del mundo desaparece, de ahí que sea lógico que, para el resto del mundo, algunos pueblos también desaparezcan o sean una fantasía, un pueblo fantasma o un punto puramente decorativo en un mapa.» Esta novela gira en torno a uno de esos lugares anónimos y a un escritor sin nombre que acaba de mudarse allí para terminar un libro sobre las poblaciones que han perdido su razón de ser y desaparecen hasta caer en el olvido. Sus habitantes deambulan por una existencia que parece no llevarles a ningún lado: el conductor de autobús que conduce por una ruta que nadie utiliza, la chica de la radio local que trabaja en un programa que nadie escucha o el hombre que se pasea por el supermercado todo el día. La rutina extravagante de los lugareños se ve alterada el día en que la aparición de unos misteriosos agujeros amenaza la supervivencia del pueblo.
Shaun Prescott ha escrito una primera novela inquietante, laberíntica, resbaladiza y divertida, que reflexiona, con una ironía melancólica, sobre la desazón y la indiferencia de una sociedad en decadencia, que da la espalda a su historia y que ha perdido la esperanza en el futuro.
Una novela que se desliza entre Kafka y Calvino para indagar en las consecuencias del olvido y la indiferencia.
«Cuando estás en ciertos pueblos, el resto del mundo desaparece, de ahí que sea lógico que, para el resto del mundo, algunos pueblos también desaparezcan o sean una fantasía, un pueblo fantasma o un punto puramente decorativo en un mapa.» Esta novela gira en torno a uno de esos lugares anónimos y a un escritor sin nombre que acaba de mudarse allí para terminar un libro sobre las poblaciones que han perdido su razón de ser y desaparecen hasta caer en el olvido. Sus habitantes deambulan por una existencia que parece no llevarles a ningún lado: el conductor de autobús que conduce por una ruta que nadie utiliza, la chica de la radio local que trabaja en un programa que nadie escucha o el hombre que se pasea por el supermercado todo el día. La rutina extravagante de los lugareños se ve alterada el día en que la aparición de unos misteriosos agujeros amenaza la supervivencia del pueblo.
Shaun Prescott ha escrito una primera novela inquietante, laberíntica, resbaladiza y divertida, que reflexiona, con una ironía melancólica, sobre la desazón y la indiferencia de una sociedad en decadencia, que da la espalda a su historia y que ha perdido la esperanza en el futuro.