Vivir es navegar, vieja metáfora
inscrita en las bitácoras
de los remotos lobos de mar.
Yo la repito, pero no basta la palabra,
hay que zarpar entre dos muslos
rumbo a las islas del resoñar.
En la más verde de todas,
asomada sobre el alféizar
de la ventana, una muchacha
nos espera
embarazada de soledad.
Teje y desteje con la mirada
las variaciones de un horizonte
que nunca cesa
porque presiente que volveré.
Bastan los flujos de las mareas.
Basta la punta del bauprés.
inscrita en las bitácoras
de los remotos lobos de mar.
Yo la repito, pero no basta la palabra,
hay que zarpar entre dos muslos
rumbo a las islas del resoñar.
En la más verde de todas,
asomada sobre el alféizar
de la ventana, una muchacha
nos espera
embarazada de soledad.
Teje y desteje con la mirada
las variaciones de un horizonte
que nunca cesa
porque presiente que volveré.
Bastan los flujos de las mareas.
Basta la punta del bauprés.