Cuando Emilie Pine le dijo a su madre que quería escribir un libro de ensayos autobiográficos, ella le preguntó de qué tratarían. "Sobre alcoholismo, abortos, violaciones, depresión y silencio. Y también sobre encontrar fuerzas, trabajar duro y aprender a alzar la voz." Su madre entendió por qué su hija quería escribir ese libro, pero ¿publicarlo?
Sin duda. Publicarlo porque nunca antes ha sido tan necesaria esta exploración sobre todo aquello que las mujeres supuestamente deben esconder: la adicción, la ira, la violencia sexual, la euforia, la sensualidad y el amor. Pine escribe con una sinceridad radical sobre acontecimientos que durante cuarenta años no había admitido ni siquiera ante sí misma: el alcoholismo de su padre, su imposibilidad de quedarse embarazada, violaciones y adicciones. Esta es su historia, pero es también un golpe contra el más antiguo de los pactos de silencio: el cuerpo de las mujeres como fuente y recipiente de dolor y placer.
Si nuestro cuerpo pudiera contar su historia, ¿de qué hablaría? Hablaría de sangre, del dolor de la sangre sucia, de la sangre que no debe mostrarse jamás. Hablaría de la angustia de no dar la talla, de callar siempre creyendo que eso mejorará las cosas. Este es un libro devastador, sabio y alegre. Un tratado sobre lo que significa estar viva, un acto de rebelión contra una sociedad que se siente más cómoda silenciando a las mujeres.