Una terrible borrachera fue la causa de la incógnita que no deja de atormentar a Manolo: Su hermano gemelo Frank fue asesinado y él despertó con la pistola homicida en la mano. Ahora vive en unos apartamentos playeros donde se hacinan despojos de la sociedad puertorriqueña: veteranos del Vietnam, gigolós, ínfimos camellos, dipsómanos y suicidas, como su amiga Nadja. Y para sufragar su afición etílica investiga adulterios que él mismo pone en conocimiento de la parte interesada; jugando a dos bandas, obtiene dinero de la familia del cornudo y ofrece protección al amante. Pero el caso que le ocupa, el de su amigo Carlos y Migdalia, esposa de un poderoso abogado, se le irá de las manos.