El autor rescata de sus primeros libros una serie de poemas que, a pesar de tratarse de escrituras tempranas, representan los cimientos de una madurez que no tardaría en llegar. El poema extenso “Resurrección” se incluye de forma íntegra, pues su cuidadosa estructuración, semejante a la de una sinfonía, amerita una lectura completa. De sus libros más recientes el autor hace una selección amplia, lo que permite apreciar, además del proceso de una escritura viva y dinámica, la plenitud de su escritura. La poesía de Fernández Granados se interesa por prácticamente todos los ámbitos de la existencia: es intimista, pero no elude la crítica social; se interna en los laberintos de la imaginación, lo mismo que en el río de la memoria. Las estaciones formales de su escritura comprenden etapas tan distintas entre sí como la arquitectura formidable de Resurrección, el verso libre de gran pulcritud y una agudeza de Los hábitos de la ceniza, la potente y misteriosa prosa de El cristal, el verso inestable y sorprendente de Principio de incertidumbre no es más como pensábamos que era, y terminamos frente a una grieta por la que asoma una verdad a veces dolorosa, a veces placentera, a veces simplemente arrebatadora.