Luego de dos décadas de sufrimiento, y de vivir en una crisis recurrente, debemos comenzar a enfrentarnos con valentía hacia los problemas que nos desafían como pueblo. Desde el 2001 hasta el presente, hemos tenido que batallar contra una larga depresión, una crisis financiera mundial, la quiebra del gobierno, el colapso de una administración gubernamental, huracanes, sismos, y otros retos globales. De cara a una nueva década, debemos hacer una profunda reflexión como pueblo y comenzar a delinear un plan de acción, que nos permita dejar en el pasado, la quiebra, la mediocridad gubernamental y pavimentar la ruta hacia la prosperidad. Hagámoslo por nuestros hijos y nietos, que merecen vivir en un mejor Puerto Rico.