Esta edición crítica de Redentores que presenta el Instituto Alejandro Tapia Rivera, la Biblioteca Tarrasco Santa y el Instituto de Literatura Puertorriqueña, escrita con el ahínco insuperable de la pasión erudita de la distinguida académica y catedrática, Vivian Auffant Vázquez, supera por muchísimo las anteriores conocidas, así como abunda, en sus extensas páginas exegéticas, sobre numerosos temas que se pasaron y pasaron por alto, desde René Marqués, Francisco Manrique Cabrera, Cesáreo Rosa Nieves y el más reciente de Aníbal González, entre muchos otros; no sabemos si intencionalmente o víctimas de las traiciones del espacio foliar. En nuestro caso, eso no ha sido obstáculo. Redentores no merece menos. Es una de las más significativas novelas de nuestra literatura por su carácter, aunque tardío, fundacional.
Zeno Gandía como Maestro Novelista fundacional, no se nos escapa como potencial dramaturgo. El drama de Redentores, en el secreto teatro intenso y voluptuoso retorciéndose entre sus páginas, debe algún día -¡pronto!- ser representado en un escenario o en un filme. Preciosa misión que redundaría en un portentoso descubrimiento de nuestra verdadera esencia. Pero hasta que éste no se adapte a tales medios, nos queda la novela misma y la excelsa aportación de esta exégesis y edición crítica que Auffant Vázquez nos regala tras largas jornadas de erudición, entusiasmo, dedicación a una de las novelas que definen como ninguna otra, lo que hemos sido, lo que somos y hacia dónde nos encaminamos en nuestro batir de piernas cansadas bajo el yugo colonial. -Roberto Ramos-Perea