El siglo XIX puertorriqueño es, en alguna medida, el resultado de múltiples procesos cuyo origen tiene mucho que ver con la particular "colonialidad" que la metropoli española estableció en la Isla. El vital informe de Alejandro O'Reilly, de 1765, sirvió de base a una serie de cambios que fueron gestando un Puerto Rico con una nueva organización territorial, nuevos derroteros económicos y, por su puesto, nuevos actores sociales también. Simultáneamente, las identidades se manifiestan conformando un Pueblo que reclama su propio espacio caribeño con sus ritmos musicales diversos, artes, religiosidades y expresiones propias.