Esta obra poética es dedicada a Puerto Rico en una visión nostálgica y en un concepto mayormente telúrico, ancestral e indígena.
Exalta la naturaleza en un paralelismo con nuestro indígena. Es de estilo lírico, idealista y romántico. Destaca la vida bucólica del indígena, su íntima unión con la naturaleza, con matices cósmicos; también se nombra el aspecto de víctima del indígena ante el colono invasor, y su desplazo ante el progreso.
Sus versos son sencillos, sin palabras rebuscadas y sin mucha métrica, mayormente libres y cortos.
Algunos pocos son en prosa y un poco más largos: y algunos tienen algo de crítica social pero livianamente. La gran mayoría son poemas cortos y no pretenden recoger todas las características del pueblo o temas del que se escribe.
En todos estos poemas se expresa un profundo amor y admiración romántica a Puerto Rico, y tiene el propósito de estimular y fomentar el amor y la reverencia a la naturaleza, a nuestros inidios taínsos, y en fin, a nuestra patria, para que las nuevas generaciones valoren sus orígenes y la importancia de la naturaleza.
Es un canto lírico que sale del alma del autor.