En su serie de novelas policiacas, Petros Márkaris envía siempre al comisario Kostas Jaritos a investigar por el laberinto de Atenas, al principio en su Mirafiori, luego en su Seat y últimamente, debido a la crisis, en autobús. Ahora, el autor se lleva al lector consigo y lo acompaña por la ciudad, siguiendo la línea más antigua de metro de la capital griega. Es un viaje por todos los estratos sociales: desde la ciudad portuaria del Pireo hasta el centro, y de allí, a través de los barrios más pobres, a la noble Kifisiá. Como en una máquina del tiempo, el pasajero viaja a la Antigüedad, a pleno siglo xix y al presente; y si quiere huir del ajetreo, encuentra, bajo la guía experta de Márkaris, rincones escondidos donde el tiempo parece suspendido.