
Todo el poemario tiene una carga de sensualidad y erotismo incluso en lo que no dice, es una sensualidad que hiere, que atraviesa abismos, rocas, planetas, vidas intergalácticas, desafueros, vivencias extrasensoriales que se entrecruzan y rigen el poemario como si despedazara con un puñal cada hilo de su vida y de su profundo amor hacia la plenitud que traspasa el verbo aparentemente simple.