"me duele esta mujer que nos inventa", se lamenta un Emaljunga, uno de los pequeños monstruos que habitan este hermoso libro a modo de una nueva mitología del submundo o de la propia ciudad que nos habita recorrida por la palabra de la poeta Mairym Cruz Bernal. Microtextos líricos de suspenso sicológico, míticos, antropológicos que, a modo de rompecabezas, van formando ese cofre de sabiduría, de metaliteratura y de vida compuesta de pasiones, reflexiones, locura, muerte y renacimientos humanos y monstruosos. Estos textos breves van deconstruyendo desde ese yo creador "sin brújula escribo, pero escribo para no matar" -siempre mujer, siempre poeta- y su entorno familiar y social hasta el propio origen de la bondad y, en especial, de la maldad, en estas pequeñas fábulas fantásticas que nos obligan a leerlas y reflejarnos en ellas. Al fin de cuentas, todos somos pequeños monstruos del submundo.
Ana María Fuster Lavín