La mujer no sólo muestra el otro rostro de Dios frente al rostro patriarcal representando por los valores masculinos de JHVH, el Padre o Allah, sino que la actitud femenina, que todo lo espera de Dios, está mucho más próxima a la auténtica actitud mística que la actividad depredadora masculina, que tiende a considerar a Dios como un trofeo a conseguir o una presa a cazar.
El cristianismo está poblado de mujeres -en muchos casos anónimas o incluso desconocidas- que han representado la sabia vital que ha mantenido viva la Tradición. Muchas fueron las auténticas Maestras de varones considerados como los representantes de la más profunda tradición mística, mostrándonos la senda hacia la suprema realización de la Unión. El deseo de los autores es ayudar al lector a descubrir y revitalizar esos caminos que le pueden llevar a recordar y actualizar su origen divino y así recuperar su luminosidad primigenia.