Toda persona caribeña se sabe habitante de un ecosistema. Mangles, arrecifes, árboles, frutos y raíces se entrelazan para configurar el territorio del que brota el hogar. Las raíces son vegetales, pero también humanas. Ellas son también las abuelas, la madre y el padre, los ancestros que tejen el sentido del ser y del existir desde la sangre y la historia heredada.
En Mientas quede agua, Myr olivares propone una identidad reticular, más amplia que la antropocéntrica, la de géneros binarios, la sociológica. Desde esa reticular del "yo" y desde la tinta anfibia que derrama, Myr Olivares escribe poesía descolonial, que se enraiza en el territorio de su cuerpo y de su isla para proponer otro tipo de libertad desde una poética que mira toda la vida como valiosa y se hermana con ella. -Mayra Santos Fébres