“Hay viajes que se emprenden a solas, mientras que otros requieren de séquitos, escoltas y ejércitos. Al compás de algún tango, o el ritmo de Agustín Lara, Jerry Rivera o Héctor Lavoe, también de Amy Winehouse y Mon Laferte, Zepeda-Pallares trasvasa continentes en compañía de escritores cuyos ecos resuenan en su poesía. Están Joyce y Palés Matos con su sonoridad y construcción léxica desbordada. Unamuno y Whitman con la rebeldía revolucionaria que supone una democratización de la poesía. T. S. Eliot, cuyo Alfred Prufrock medía su vida en cucharitas de café: en Puerto Rico, Zepeda-Pallares la mide en huracanes, cual metrónomo de la vida insular en el Caribe. Borges y sus laberintos y sus bibliotecas (otra forma de viajar). ¿Y en qué se diferencian las cuevas de Camuy y la caverna de Platón, o el Río Piedras, el Spokane o el San Francisco de los ríos de Heráclito?” --Guillermo Badenes