¡Me cago en Godard! es un libro irreverente y con clara vocación de incordio. Su autor no se caga solo en Jean-Luc, sino que también lo hace en la elitismo condescendiente del establishment cinematográfico europeo, en los dogmas que identifican las películas estadounidenses con la derecha y en el mal llamado «placer culpable». Porque es absurdo sentirse un aliado del imperialismo por disfrutar de una película palomitera (o sentirse mejor persona por dormirse frente a una mala película indie).