Como Melba Ayala ha podido corroborar y los cuentos de estas autoras ilustran, las madres modelo no existen. Siempre hay alguna fisura en la imagen, algún pedazo carcomido en el retrato bucólico de la familia feliz, algún quiebre en la compacta figura vencedora de todas las dificultades, un reclamo de más entrega, una decisión de más libertad. Siempre se vive conflictivamente la maternidad, y en ese conflicto que iluminan los cuentos analizados aquí, en esas voces propias y ajenas a las de las madres de cada relato, se abre paso un modo de estar en el mundo por sí mismas, enfrentando lo que venga con la creatividad, la pasión o el inevitable desánimo que se logre reunir.