Los incisivos ensayos reunidos en Los rostros de la crítica nacen de una insatisfacción. Son pasos sucesivos para repensar el lugar de la filosofía en los crispados debates culturales, estéticos y políticos contemporáneos. Haciéndose eco de Adorno, Dennis Alicea comienza recordándonos la libertad conjetural que ofrece el ensayo, un género que “no comienza con Adán y Eva”. Es decir, no tiene pretensiones de exhaustividad. Pero el empeño de Alicea es ambicioso y exigente. Se trata de establecer un marco de reflexión para abordar la cuestión del arte, adentrarse en el territorio de las imágenes y la metáfora, y hacer dialogar de nuevo a la filosofía con la literatura. Desde la pluralidad anunciada en el título, los ensayos que componen este libro desbordan cualquier ilusión de fijar dogmáticamente un rostro único de la crítica. Incitan más bien a construirlos en sus diversas manifestaciones y ambigüedades, y a examinar las marcas que la historia ha dejado en ella.