Esta es la historia de lo que ocurrió entre enero y diciembre de 1898 a los pobres de Puerto Rico. Es el año en que el sistema español en la isla entra en crisis definitiva. La crisis del 98, desde su inicio con la irrupción de la última guerra de liberación cubana en 1895, proveyó el escenario y las condiciones para que los miserables del país vieran cómo se multiplicaba su indigencia crónica.
Mientras el país se preparaba para la guerra, los pobres de Puerto Rico eran invadidos por la miseria más espantosa, que no era otra cosa que la culminación de cuatrocientos años de los mismo, pero ahora con múltiples agravantes sobre los cuales casi nada pudo hacer el poder compartido entre la metrópolis y el debutante régimen autonómico.
Los miserables trataron de sobrevivir como mejor pudieron antes, durante y después de la guerra. Muchos de los detalles de esa lucha, que aquí se revelan por vía de una muestra del patrón de la vida cotidiana en un número de municipios, recogen la tragedia de aquellas gentes, que fue, a la vez, la demostración de su más memorable heroísmo. Poco después, al paso del invasor, se fueron ajustando a lo nuevo que veían, al par que trataban de sacarle algo de pan, trabajo y dinero a aquellos soldados que, después de todo, no vinieron a arrasar, como se les había dicho. Ante la miseria extrema que los arropaba, pensaron que tan vez lo que veían desfilar por las calles traería algo mejor. De ahí los hurras y los vivas a "los americanos" que se oyeron por todos los pueblos, no ya de parte solamente de las clases pudientes y burguesas, sino también de los pobres que, después de la curiosidad y suspicacia iniciales, se unieron al coro jubiloso que les daba la bienvenida.