Lo que no rompí nos sumerge en un mundo de emociones intensas y vulnerables. Cada palabra se convierte en el eco susurrante de un corazón roto, en un recordatorio de cómo el amor puede convertirse en un mar tormentoso de dolor y desesperación.
Este poemario explora la profundidad de una ruptura y la disolución de una amistad cercana, hechos que desenredan una compleja red de emociones, como la lucha interna entre el miedo que nos paraliza, la pérdida de identidad que nos consume y la necesidad de corregir los errores pasados.
Cada verso es un viaje de autoaceptación y de sanación, un recordatorio de que, incluso en medio de la oscuridad, es posible encontrar luz y renacimiento emocional.
Lo que no rompí es más que un conjunto de palabras. Representa la experiencia humana en su forma más cruda y honesta.