La pueste en escena del devenir histórico de las cuatro generaciones Andreu ha resultado no solo edificante en lo que representa nuestra educación histórica, sino también emocionalmente iluminadora, al lector poder identificarse con el contenido de esta historia y llegar a comprender mejor las luchas y sacrificios de aquéllos que contribuyen a forjar nuestra identidad puertorriqueña. Valga elogiar la minuciosa investigación histórica realizada por el autor, así como la verosimilitud de las épocas evocados, cuyos datos destacan las fotos que la memoriosa tía Matilde Andreu conservara a través de los años y que complementan el producto final de la trayectoria familiar. Con ese recurso visual se alcanza la empatía colectiva.