A Ana Ozores, el personaje emblemático de la literatura española del siglo XIX, se le ha dado una nueva oportunidad y tiene un nuevo comienzo: después de salir de Vetusta, tras los desagravios y el aislamiento sufridos por culpa de la sociedad hipócrita de esa ciudad, Ana parte a Puerto Rico, isla en la cual había comprado una hacienda, para empezar una nueva vida. Allí no solo está destinada a ser una propietaria inteligente y decidida, sino que está esperanzada en que por fin pueda conocer el amor en esas tierras. Ana entiende prontamente que las reglas sociales son diferentes, y que debe ser cautelosa, pero a la vez arrojada si desea conseguir y mantener todo aquello que se ha propuesto.