Dice el Génesis literario, que en el octavo día, Dios creó a Yván Silén y rompió el molde contra las rocas, para asegurarse que no volvería haber otro. La novela de Jesús lo confirma de nuevo. Es una novela insólita, escrita para el goce de los acostumbrados al incendio de la creatividad poética de Yván Silén y para los que aguanten el calor de la palabra desatada. No está escrita desde la nada, sino desde el volcán del espíritu de Silén, donde ocurre hace años la lucha con el ángel del Dios de la tradición hebreo-cristiana de la liberación, la creación y la recreación de la humanidad. De ahí brota la quemante lava de sus pronunciamientos teológicos desafiantes, escondidos como leopardos al acecho tras las paradojas del lenguaje yvanesco.
Samuel Silva Gotay
En la rareza de Dios (un Jesús feo, zambo, jorobado, enano y grotesco) la belleza misma es cuestionada. De manera que belleza y estética, términos tan cercanos en la teología, no tienen que coincidir con las fórmulas culturales humanas. Yván Silén con su lenguaje transgresor a la construcción de un mito equivocado, pero tan seguro, cierto y mundano como lo es el hombre, imagen de Dios, Yván Silén nos propone una filosofía [poética] del lenguaje y de la búsqueda.
Ángel Rosa Vélez