El mundo que nos rodea está gobernado por el imaginario de la pareja heterosexual. Se trata de un imperio invisible que da por descontado su carácter natural, y que los cuentos infantiles, las revistas, el cine y la televisión, la publicidad y las canciones populares no hacen sino remarcar.
Louis-Georges Tin muestra que no siempre la pareja hombre-mujer ocupó ese lugar de privilegio en las representaciones culturales. En Occidente, esta jerarquización se inició en siglo XII con el desarrollo del amor cortés. Pero los sectores dominantes la iglesia, la nobleza, y posteriormente la medicina no cesaron de desarrollar estrategias de resistencia; antes de convertirse en norma, la pareja hombre-mujer fue largamente cuestionada. En conclusión, el autor nos invita a sacar la heterosexualidad del orden de la Naturaleza y hacerla ingresar en el orden del Tiempo, es decir de la Historia.
Louis-Georges Tin muestra que no siempre la pareja hombre-mujer ocupó ese lugar de privilegio en las representaciones culturales. En Occidente, esta jerarquización se inició en siglo XII con el desarrollo del amor cortés. Pero los sectores dominantes la iglesia, la nobleza, y posteriormente la medicina no cesaron de desarrollar estrategias de resistencia; antes de convertirse en norma, la pareja hombre-mujer fue largamente cuestionada. En conclusión, el autor nos invita a sacar la heterosexualidad del orden de la Naturaleza y hacerla ingresar en el orden del Tiempo, es decir de la Historia.