
La fuerza desgarradora de La guagua aérea delata el rostro más íntimo de todos nosotros, el que nadie quiere ver en el espejo. Por su abigarrado armazón, por el controlado ejercicio descriptivo, por la obsesión de advertir las voces nuestras, por la tensión dolorosa de las imágenes, en ese texto de Luis Rafael Sánchez asoma, magistralmente, uno de los poemas más hermosos y conmovedores de la literatura puertorriqueña contemporánea.
Armindo Nuñez Miranda, Diálogo, Puerto Rico