Este libro consta de reflexiones críticas sobre una serie de tradiciones intelectuales –la historiografía puertorriqueña, los "estudios caribeños" y los "estudios latinoamericanos"– centradas en el estudio del pasado. Asimismo, escruta el uso de la historia en los debates públicos, resaltando la laxitud de dichos manejos en la prensa de Puerto Rico. Alega San Miguel que, en las tradiciones por él estudiadas, "tiende a imperar un sentido celebratorio y hasta festivo de la identidad, la nación, la subalternidad, la resistencia, la etnicidad y otros tantos conceptos que norman las figuraciones sobre el pasado".