Este estudio se propone una descripción de la colección de imágenes visuales reunidas en esa especie de museo de arte que es la obra de Edgardo Rodríguez Juliá. Desde un principio esa obra se caracteriza por la presencia de imágenes visuales. Las novelas "históricas" sobre el siglo XVIII puertorriqueño son en gran medida la descripción o narración de cuadros reales o ficticios descritos en el texto. Las crónicas del Puerto Rico contemporáneo están marcadas por la presencia de fotos intercaladas en el texto verbal o, como en el caso de Puertorriqueños (1988), son producto de la "lectura" de dichas fotos.