Hija de un diplomático, Amélie Nothomb nació en Japón y estudió en Bélgica, pero a los veintidós años regresó al país nipón para trabajar. Esta experiencia inspira sin duda Estupor y temblores, una novela que se centra en las relaciones laborales y que plasma la singular manera de ser de los japoneses. A la protagonista le cuesta imitar la actitud sumisa de sus compañeros, sometidos a seculares convencionalismos, pero acaba por aceptar las reglas del juego para que no se altere el orden establecido, tan querido por todos. El retrato de la relación con su jefa, la ejecutiva Fubuki Mori, trasluce una crítica divertida, con momentos que resultan realmente hilarantes.