Un misterioso viajero exhibe, por todo un reino de súbditos muy trabajadores y alrededor del palacio, los más primorosos objetos. Tienen el aspecto de las cosas cotidianas -más hermosas, eso sí-, pero carecen de utilidad aparente. Curiosos, ilusionados y alegres, los niños del reino descubrirán por sí mismos para qué sirven... ¡Y será grandioso el descubrimiento!