No hay intento en la poesía de Francisco de disfrazar o hacer amable el escombro de ciudad que nos repite. El paisaje le exhala arruinado. Los lugares de siempre ahora se amplifican por el luto; las vías de a diario metáforas de sus adentros. Estos poemas arman la estampa de ese dolor. No procuran paz con ello, ni forjan falsas esperanzas. Acepta lo inevitable del duelo y empaca para este viaje interminable donde el poema remedia lo más cercano a una foto.
- Rubén Ramos Colón; autor de Angst, Wéilsong y Ultramar