Hay en Winnipeg un lugar sin nombre y sin ley donde todo puede pasar. Es un descampado, una franja árida de tierra, que parte la ciudad en dos: de un lado las familias acomodadas, y del otro unos caserones grandes y destartalados. Ahí viven muchas mujeres y hombres de la etnia métis, descendientes de las poblaciones indias que poblaban Canadá antes de la llegada de los conquistadores. Hace frío esta noche en Winnipeg, y Stella se asoma a la ventana de su casa que da al descampado para ver cómo caen los copos de nieve. De repente, entre la neblina, ve unos cuerpos moverse, luego un bulto en el suelo. Al rato, la nada: solo una mancha roja de sangre en el barro helado. La mujer piensa en una violación y llama a la policía, pero nadie parece creerle: poco importa lo que pase en aquel lugar sin nombre. Stella es la primera en una larga cadena de mujeres que levantan la voz en esta espléndida novela de Katherena Vermette para contar su historia y hablar de lo que sienten en un mundo donde el poder. puede, acosa y abusa, más allá de la diferencia de sexos. Nieva en Winnipeg, pero se ha roto por fin el silencio.