A despecho de lo que pudieran insinuar personajes, objetos y ambiente en una lectura inadvertida o facil. El oído de Dios no esta inscrito en la rica y respectable tradicion del indigenismo antropologico hispanoamericano. El protagonista de este relato de José Luis González es un indio mexicano que viene a ocupar por derecho propio, un lugar en la variada galeria de personajes -campesinos y proletarios caribenos, negros norteamericanos marginados, pequenos burgeses de muchas partes, aventureros y rebeldes mas o menos lucidos o alucinados- que pueblan la obra narrativa del conocido escritor puertorriqueno. Pero, al igual que todos ellos, Crescencio vale como ente literario autonomo por su esencial humanidad conflictiva: es, ante todo, un hombre entre los hombres, cuya identidad primaria enmarca, pero no limita, el pathos de una experiencia communicable y compartible que es la piedra de toque de la buena literatura realista de todos los tiempos.