En El miedo del portero al penalti -una de las obras mayores de Peter Handke y, sin duda, la que lo convirtió en una estrella de la literatura-, Josef Bloch, antiguo portero de un equipo de fútbol, es despedido de su trabajo como mecánico y debe empezar una nueva etapa en su vida por cauces tan dolorosos como desconocidos para él. Vivirá escrupulosamente cada momento de su nueva vida, pero pasará por ellos como envuelto por el velo de una materia irreconocible.
Ni el cine, ni el crimen en el que se hunde, ni el viaje lograrán crear sensaciones capaces de llegar a su conciencia de una forma clara. Nada tendrá ya un sentido preciso; solo los recuerdos de su época de futbolista serán capaces de presentarse ante él como algo que, pese a todo, sigue siendo único y real.
Ni el cine, ni el crimen en el que se hunde, ni el viaje lograrán crear sensaciones capaces de llegar a su conciencia de una forma clara. Nada tendrá ya un sentido preciso; solo los recuerdos de su época de futbolista serán capaces de presentarse ante él como algo que, pese a todo, sigue siendo único y real.