"Yo quiero simplemente captar la hoja / cuando va cayendo / liviana sobre el aire en sus vaivenes", reza un poema de este libro, y en esas palabras se encierra el sentido de la poesía de Mónica Vargas, su lucha para encontrar en cada página y en cada verso la expresión a un tiempo más precisa y liviana, la menos arropada de autoría y más cargada de anonimato, esa forma peculiar de anonimato que nos regala al tradición cuando la hemos asimilado con hondura y alegría. Cada poema de este libro parece negar a los otros, parece sacurdirse el libro que lo contiene para mostrarse en toda su fragilidad, obligando al libro a comenzar siempre de nuevo. Mónica Vargas no se cansa de indagar, pero quizá debido a la variedad de miradas que ensaya en este libro habría que hablar no de indagación sino de pura y llana excursión, de ansia por dejar atrás lo sabido y de amor por lo abierto. Una necesidad de captar, de tocar y de descreer, hace que la poeta se pregunte: "¿Cómo me tengo? ¿Cómo me agarro?", y yo quisiera aventurar una respuesta: por la música, por esa música irresistible, casi irreverente de sus versos, que es el verdadero cemento que liga todos sus poemas". -Fabio Morabito