A través de los años se habló mucho del Grito de Lares -frecuentemente en voz alta desde una tribuna- pero muy poco se supo de sus móviles soterrados y de sus complejas causas. Las investigaciones de Ricardo Camuñas y Laird Bergad rompieron esa tradición y descubrieron aspectos ignorados de la desigualdad y las insatisfacciones de la vida material lareña en vísperas de la insurrección. Ahora Olga Jiménez de Wagenheim añade el perfil humano -con ayuda mayormente de los expedientes del proceso judicial que siguió a los acontecimientos- y nos muestra unos revolucionarios reales: hacendados, jornaleros, esclavos, comerciantes, dependientes, zapateros, fotógrafos, entre otros, conspirando y organizando -con grandes esperanzas e inmensas limitaciones- un levantamiento contra La inequidad colonial. El resultado es un Grito de Lares menos simbólico, pero más comprensible, menos retórico, pero más memorable.