El castillo de Gegman Lee es un recorrido, un desvelo, una captura. Aparece como refugio asediado por una cotidianidad terrible que solo conocen sus habitantes, sus prisioneros. El futuro se vive a medias; se convive con la desidia que aparece en las cosas incompletas por la falta de plan e interés. Como el revelado de una foto instantánea, en la escritura se van materializando las imágenes. No hay escape del castillo, sucede el deber de la violencia y el peligro; es imposible comprender “el mundo sin sus muros”. Sin embargo, lo afable y bondadoso permanece: la memoria, la amistad, la inocencia; aspirar a los “deseos que no se han cumplido”, “hay que tener algo sobrenatural para jugar al vivo sol” nos dice el escritor. Esta compilación de textos reúne un álbum de fotografías que encierran la ruina inevitable del presente.
Francisco Félix