Es difícil creerlo: Remolino es un duende. O eso dice Marisa. Hay quien opina que ella la ha inventado, que es producto de su imaginación. El caso es que cuando aparece, llegan con él, la alegría, la música, los juegos, las historias. Entonces, Marisa es feliz. Pero que hacer llegado el día de decirle adiós a su revoltoso amigo...