
La democracia obrera -es decir, la autogestión- se resume, según lo propusiera el fundador del sistema cooperativo de Mondragón, en la socialización del saber y la democratización del poder. La democracia obrera contrasta con la organización del trabajo basada en estructuras jerárquicas, en las que el trabajador no es un gestor asociado, sino un subordinado asalariado.