
Aunque no es raro escuchar historias de crímenes, vagancia y desenfreno en borracheras, taxis y en los delirios analíticos de “colmilludos” parroquianos de oscuros lupanares, sí es difícil hallar reproducidas esas crónicas en un periodismo de gran valor literario que rebase lo anecdótico. D.F. Confidencial, cuyo título es un desfachatado guiño a la obra de James Ellroy, representa un momento muy elevado de la literatura urbana y una caída libre hacia las zonas más oscuras y delirantes de la realidad mexicana.