Planificación económica, computadoras y democracia
La realidad actual del capitalismo mundial muestra de una forma cada vez más evidente —y a una escala ya plenamente global— la contradicción esencial de un sistema económico que al tiempo que impulsa el continuo desarrollo científico-técnico (con la robotización de la producción, la inteligencia artificial o la big data) despliega dinámicas sociales regresivas al generar desempleo y precariedad laboral, polarización social y crisis cada vez más graves o guerras imperiales y destrucción medioambiental.
Para dar respuesta a los principales problemas que tiene planteados la humanidad, y ante la imposibilidad de gobernar o reformar la lógica ciega del capital, que subordina el conjunto de la sociedad a las exigencias siempre crecientes de rentabilidad y acumulación —amenazando la propia supervivencia de la especie humana por el colapso ecológico del planeta—, la verdadera tarea práctica y urgente que enfrentar —la menos desconectada de las exigencias de la situación actual— es la de construir alternativas globales al orden capitalista que hagan posible el ideal moderno de autogobierno ciudadano, con el control social y racional del proceso económico, única posibilidad de orientar el desarrollo de la sociedad hacia metas democráticamente elegidas.