Después de todo, ¿qué es lo caribeño sino una crónica de una mezcla incesante? La actualidad, en la crónica, es un desplegado barroco, de apropiaciones e inclusiones, y no ha de extrañar que Rodríguez Juliá haya recorrido el desván de apetitos puertorriqueños.
Edgardo Rodríguez Juliá es heredero de una larga tradición fugaz, y la propuesta de sus "crónicas caribeñas" lleva el gusto paradójico de sus términos: si la crónica es un registro del presente y el Caribe un proceso incesante, el lenguaje apenas logra dar cuenta de ese paisaje transitivo.