Este libro soporta y reclama las más altas comparaciones; ante su resplandor inigualable, la acción y la contemplación dejan de lastimarse, el tormento humano de implorar misericordia y las cosas imaginadas de ser un peligro para las cosas vividas: más todavía que la elección que Eluard impone a todos, y que es maravillosa por las palabras que reúne, en el orden que las reúne, me reprocharía yo, su amigo, no celebrar en él, únicamente y sin medida, los amplios, singulares, bruscos, profundos, espléndidos, desgarradores, movimientos del corazón. André Breton