Aunque inmerso dentro de la ciencia ficción, Caldo de Hipocrene de Miguel C. Adrover Lausell, goza de una libertad monstruosa que le permite desplazarse por distintas rutas (tangibles y metafóricas, de categoría y registro, de lo real y lo imaginario, de forma y contenido, de palabra y música, de poesía y ciencia, del futuro y del pasado, de tiempo y espacio) que va destruyendo a la misma vez que las construye.