“Autobiografía del algodón dota de un nuevo y extraordinario significante al territorio de la frontera norte de México, que aquí se erige majestuoso sobre el movimiento nómada y la ruta de los recuerdos.” – Yásnaya Elena Aguilar.
Indagar sobre el origen personal es abrir una puerta a muchas preguntas a silencios y respuestas impensadas que aveces terminan por ser un revés de la memoria. En autobiografía del algodón, Cristina Rivera Garza sigue con curiosidad y asombro los pasos de aquellos hombres y mujeres que habitan su pasado familiar, obreros, campesinos que trabajaron la tierra que ahora conforma la frontera entre Tamaulipas y Texas, una región que alcanzó un alto nivel económico, social y cultural gracias al sistema de siembra del algodón.
Es así que esta novela es, además de íntima, un reencuentro con el territorio. O un desencuentro, debido a la migración, deportación, expulsión y repatriación de aquellos campesinos algodoneros, que tras el fracaso del sistema, dejaron libre su espacio, antes símbolo de progreso, hoy ocupado por la llamada guerra contra el narco.
Indagar sobre el origen personal es abrir una puerta a muchas preguntas a silencios y respuestas impensadas que aveces terminan por ser un revés de la memoria. En autobiografía del algodón, Cristina Rivera Garza sigue con curiosidad y asombro los pasos de aquellos hombres y mujeres que habitan su pasado familiar, obreros, campesinos que trabajaron la tierra que ahora conforma la frontera entre Tamaulipas y Texas, una región que alcanzó un alto nivel económico, social y cultural gracias al sistema de siembra del algodón.
Es así que esta novela es, además de íntima, un reencuentro con el territorio. O un desencuentro, debido a la migración, deportación, expulsión y repatriación de aquellos campesinos algodoneros, que tras el fracaso del sistema, dejaron libre su espacio, antes símbolo de progreso, hoy ocupado por la llamada guerra contra el narco.