Décadas e incluso siglos antes de la aparición de las redes sociales, el humor gráfico fue un rescoldo de libertad que satirizó el orden político y que agitó las conciencias como muy pocos lograban hacer. La caricatura se convirtió entonces en una fórmula eficaz para movilizar a la población e inclinar la balanza ideológica, de forma que se llevaran a cabo cambios que antes nunca se hubieran planteado. La caricatura fue un importante impulso para que a Luis xvi le cortaran la cabeza, para que Estados Unidos entrara a combatir contra los nazis, para que se acabara con el esclavismo o incluso para que España entrara en la democracia.