El laudo del Premio Internacional de Novela de 2011, del Instituto de Cultura Puertorriqueña, en su primer párrafo dice: "De manera unánime los jurados declaran como premio único, el texto titulado Siempre se mueren los guapos. Se trata de una novela bien construida, con una narración que fluye, y con un desenlace obscuro que surte su efecto en el lector. Sus personajes, en su redondez, atrapan y conmueven. El lector se encuentra ante un texto escrito en primera persona y narrado por las voces paralelas de dos personajes trágicos que miran hacia un lugar común: la muerte accidental de una niña de 13 años, hermana de uno de ellos y víctima del otro. Ese evento fortuito los vincula de un modo indisoluble produciendo una historia circular: el accidente conduce al hermano de la víctima a llevar a cabo una agresión fría contra la hija del victimario".